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Beatriz Sánchez

Retrato Beatriz Sánchez

Beatriz Sánchez tenía 12 años cuando cursó la asignatura de Física por primera vez. Pese a que era una excelente estudiante, al principio le costó entenderla, y se frustraba mucho porque no podía resolver los ejercicios. Su profesora le aseguraba que a ella también le costaban cuando niña, pero que perseveró y llegó a ser profesora de Física. A mí nunca me va a suceder eso, pensaba Beatriz. Pero el tiempo no le dio la razón.

Beatriz nació en Sevilla, en una familia en la que tradicionalmente se estudiaba Derecho. Al terminar el colegio sabía que eso era lo único que ella no iba a hacer. Soñaba con ser arqueóloga submarina, médico o bióloga. Aprender era su pasión.

Finalmente, optó por una carrera que le parecía muy difícil, Física, con el objetivo de convertirse en astronauta. En el tercer año postuló a la Agencia Espacial Europea, pero fue rechazada. Este vuelco la hizo buscar un nuevo camino, que encontró cuando cursó el ramo experimental de Técnicas Nucleares.

Como proyecto de tesis estudié la radioactividad presente en el agua de lluvia recogida en el techo de la Facultad de Física entre los años 1984 y 1987. Mi sorpresa fue enorme cuando encontré en las mediciones datos fuera de rango: Se me ha contaminado la muestra, me lamenté. Repetí el experimento, y al hacer mis cálculos, obtuve lo mismo.  Entonces, me puse a buscar en los archivos hidrográficos de la Junta de Andalucía y esa muestra correspondía a la primera lluvia de primavera que hubo en 1986, después del accidente de Chernóbil. El agua había barrido los radionucleos de Cesio, suspendidos en la atmósfera, disparando su actividad en mis mediciones. ¿Cómo puedo medir en Sevilla algo que pasó tan lejos, en Chernóbil? ¿Cuál es el impacto de esta radiación en mi salud y la de las personas que viven en España? Estas preguntas me parecieron apasionantes, así descubrí mi línea de investigación”, recuerda Beatriz

Decidida, al término de sus estudios, empezó a tocar puertas. Fue en el Departamento de Fisiología Médica y Biofísica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla que conoció a un investigador que se acaba de adjudicar un proyecto de la Unión Europea en Física Médica, y que la aceptó como su primera estudiante de doctorado. 

Luego solicitó una beca de postdoctorado y partió a trabajar en una comunidad de más de 300 físicos médicos en el Instituto de Investigación contra el Cáncer en Reino Unido. Esa fue una experiencia inolvidable, que le abrió muchas puertas. Fue durante esa estadía de 5 años en la que tuvo su primer hijo.

Por razones familiares emigró a Chile y el golpe fue duro. Acá no se realizaba investigación en el área Física Médica. Por años tocó puertas en Clínicas y Universidades, sin resultados. Pero a ella le gustaban los desafíos y tomara el tiempo que tomara, sabía que volvería a la investigación. 

Recién el año 2009 se integró al Instituto de Física de la UC para liderar el desarrollo del primer Magíster en Física Médica en la UC (el segundo de Chile) y que se abriría con opción de un doble grado con la Universidad de Heidelberg.

Beatriz fue una de las académicas fundadoras del
área de Dosimetría en el Instituto de Física

Beatriz llevaba 9 años fuera de la carrera académica y para volver a integrarse, tuvo que hacer sacrificios personales importantes.  Reactivó sus redes de investigación, y volvió a colaborar en distintos proyectos con sus pares en Europa. Le costó casi 9 años reflotar su carrera académica y lograr un registro de publicaciones de los 5 años anteriores que le permitiera competir a la par con otros científicos y ganar fondos de investigación proprios. Recién el año 2018 logró adjudicarse su primer proyecto Fondecyt. Otro logro fue poner en marcha el Laboratorio de Radioactividad y Termoluminiscencia, aunque su experiencia previa en dosimetría termoluminiscente era escasa.

En la UC Beatriz se ha concentrado en el ámbito la Radiobiología, desarrollando modelos predictivos de respuesta de órganos radiosensibles a las radiaciones ionizantes. En particular, modelando la probabilidad de inducción de un segundo cáncer como consecuencia de la dosis de radiación absorbida en tejidos fuera del campo de tratamiento durante la radioterapia de un primer tumor. En el 2023, gracias a los fondos levantados con un proyecto Fondequip, logró abrir el primer laboratorio de radiobiología experimental del país que cuenta con un irradiador preclínico capaz de entregar dosis típicas de radioterapia a muestras biológicas. Los primeros resultados están ya surgiendo lo que ha permitido establecer redes nacionales con otros científicos de escuelas de medicina.

Junto al esfuerzo, llegó el reconocimiento nacional e internacional por su aporte a la investigación y el desarrollo en Física Médica. En 2021 fue convocada por la Organización Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), organismo dependiente de la ONU a formar parte del proceso de actualización del documento Training Course Series Nº. 56 (TCS-56). Este contiene los lineamientos sobre los requisitos, esquema y estructura académica de programas de postgrado en Física Médica, los cuáles fueron revisados por un selecto grupo de cuatro profesores provenientes de programas de Física Médica a lo largo del mundo (Australia, Canadá, EEUU y Chile) y avalado por la Organización Internacional de Física Médica. 

 “Si me propongo algo, nunca me voy a quedar atrás por falta de trabajo. La palabra no puedo no existe en mi vocabulario. Cuando llegué a Chile y a la Universidad Católica tuve que probar que yo era capaz de hacer investigación científica de excelencia para poder recibir apoyo y financiamiento. El esfuerzo valió la pena. Somos pioneros en investigación en el ámbito de Física Médica en el país y referentes mundiales en ciertos tópicos. Tenemos más de 50 graduados del programa, estudiando y trabajando en distintos centros del mundo, así como en la industria y en hospitales del sistema público y privado. En el Instituto de Física hemos creado una comunidad, con buen nivel de investigación y nuevos estudiantes que, desde Chile, y otros países de Latinoamérica y fuera de ésta, se integran cada año a un programa de postgrado que ha alcanzado reconocimiento internacional”, reflexiona Beatriz.